domingo, 14 de noviembre de 2010

Taller Latinoamericano de Poesía 2008


Gerardo Ferreira (Uruguay, 1981) estudia Letras en la FHCE de Montevideo. Ha publicado poemas y cuentos en diarios locales y revistas (La Farola, Crima, Paréntesis, Clinamen, Piedra Alta) así como en internet (El Boulevard, 45RPM, Las Elecciones Afectivas). En 2003, realizó algunas performances con el grupo V.I.C, coordinado por Luis Bravo. Obtuvo con “algarrobo” –en 2008– el primer premio de poesía en el concurso organizado por la Municipalidad San José (Uruguay) y la Fundación Pablo Neruda (Chile). En 2009 obtuvo el primer premio en poesía del V concurso para jóvenes organizado por la filial JAI DE B´NAI B´RITH Uruguay, así como también una mención honorífica por “Harén (que no es)”. A fines de ese año presentó en la Biblioteca Nacional su primer libro de poesía: “Imagina el desierto”, editado en Chile por Editorial Simbiosis. Su blog personal es: www.imaginaeldesierto.blogspot.com


Madera

de piernas cruzadas

aguarda a solas lo que vendrá

ya no le preocupan

el humo del cigarro, el vencimiento de la comida

la depilación mensual o la autoestima

para ella el adiós es una puerta

una puerta que se cierra, como un parpadeo

la acción de dejar atrás a los demás y al tiempo

así, pero de madera

ella conoce el sonido hueco

el abismo en donde caerá el otro o uno mismo a merced del recuerdo

(depende de qué lado de la puerta se esté)

ninguna otra acción es tan eficaz para despedirse

llevar la mano al pestillo

balancear el cuerpo y la puerta que va

diligente a cumplir su designio, plum, se terminó

el cuerpo plegado en dirección inversa escapando de otro cuerpo

el aire dividido, cortado en dos por la hoja

vos allá y yo acá dice ella separada al fin de su chancro.

Nunca se aprende a decir adiós.




Sed de ser

Si digo “potabilidad”

todo conduce al agua, a pensarla

a pensar en el sano proceso que la convierte en este día limpio

quiero probar la potabilidad no el agua

quiero potar, hacer buches y gárgaras

beber es una suma de confianzas

debo creer en un vaso con agua

–tallada a mano la sed tiene forma de cuenco–

comienzo a potar y nada pasa

sigo aquí, no hubo cicuta, no he caído bajo un charco de veneno

entonces creo ya en aguamaniles y palanganas

creo ya en bebederos, en los parques y plazas que surgen de ese chorro oblicuo

perpendicular a mi ansiedad, bebo

inclino la cabeza y bebo, me estoy purificando pienso, no me contamino

entonces creo ya en grifos y en duchas, en su efímera explosión de júbilo

en su eyaculación precoz y solidaria, bebo

me sumerjo en fuentes y manantiales, hago la plancha y pienso

en los largos acueductos del emperador Claudio y ahora sí

me convenzo, quiero beber

quiero beberme al caer la noche.















No hay comentarios:

Publicar un comentario